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Comentarios

Anónimo ha dicho que…
La carne es débil...
Sobre todo los fines de semana...
pero nadie me gana...
así soy conocido...
como el que mejor propinas da
para que los sobrinos
me dejen dormiiiiiirrrrrr
¿Si o no... ?

soy bueno en la cama
gato ha dicho que…
Oye Jordi, este mono es "muy bueno"...
Creo que Anna se refiere a otra cosa...
Anónimo ha dicho que…
.


¡¡¡¡Cochinos!!!!



.
Anna ha dicho que…
el mercado esta muy mal
Anónimo ha dicho que…
¿Qué nos habrá querido decir...?

por si acaso...contra...
gato ha dicho que…
No Jordi, creo que Anna se refiere a que nuestros comentarios están malos... pobres... sin imaginación... que son puro hueso y no dan ni para un caldo... a eso se refiere...

Mejor le cuento lo que me pasó hoy... que me hizo pensar en este mono y su cama...
Anónimo ha dicho que…
¿Tú crees...?

Pero al menos lo intente... hay que tener piiiiiii"censura"... para decir algo sin quedar mal... con este post, no creas que es fácil...

Pero bueno, no digo mas, porque la supernena esta de mala cara... cuenta...
gato ha dicho que…
En los primeros días del mes, cumplo con uno de mis deberes de último hijo de siete hermanos, y es el de dirigirme a la farmacia de consulta externa del Hospital Edgardo Rebagliati, lo digo así, con respeto, porque fue allí donde nací no hace muchos años... ya sabes, no hay que apurarse...

Ya dentro del hospital, tienes que caminar primero por el corredor principal donde te cruzas con medio mundo, luego pasas por los consultorios externos, y así por el ya conocido recorrido de ver caras aburridas de los que esperan a que la salud les sea recetada, llego a la cola, que siempre rebasa las proporciones de la farmacia...

Bueno como ya te había comentado en otra ocasión, siempre trato de hablar con alguien, para ser más llevadera la espera, y entre las quejas de los pacientes para que no se metan a la cola y los que entran y salen, reconocí por su ropa y por su maletín, a una visitadora medica, ella, bien arreglada de pelo castaño recogido y maletín de rueditas, donde cargan sus medicinas de muestra medica, se encontraba a no mas de dos personas adelante, se le notaba que estaba con prisa por los gestos de su cara y su continuo alzar de su barbilla, a ver porque no avanzábamos

Mientras trataba de ver que pregunta me daría pie para una charla con la visitadora, porque pensar en la hora o el clima es por no decir, lo más torpe para iniciar algo... pero justo cuando ya tenía resuelto que preguntarle sonó su celular.

Estos son los retazos de su conversación que pude escuchar...

-Aló sí –

-Hola ...

-¿Cómo?...

-¿Qué tienes?...

-Pero mi amor, no puedes dejarme así...

Fue entonces que se alejó de la cola unos pasos, pero lo dicho lo escuchamos todos los que estábamos cerca, y repetía –no me dejes– y cada vez se asomaba una lagrima, por lo menos lo dijo unas ocho veces, le pedía que no la deje y cada vez mas despacito... era tal su angustia que daba dos pasos como para tratar de atajarlo, pero su maleta la anclaba a la realidad, porque cualquier rumbo que emprendiese seria infinito para tratar de alcanzarlo, porque se daba cuenta que no llegaba a ningún lado. Los hombres nos mirábamos y solo atinábamos a reservar nuestro, creo yo, común comentario.

No me fije si tenía anillo o no... creo que ahí pensé “a Anna no se le hubiera escapado ese detalle”, pero cuando me dieron mis medicinas la visitadora, ya no estaba en la farmacia, así que solo atine a retirarme llevándome la escena en mi cabeza.

Y es que no alcanzo a entender en que época estamos, pero a que clase de primate se le ocurre dejar a su compañera de cama... ¡¡ Por celular !!... ya es sabido, que hay de los que salen a comprar pan y nunca regresan, pero llamarla por celular cuando estas sacando tus cosas de la casa y te estas marchando... sabiendo que ella no te podrá alcanzar... bueno es algo que solo lo puedo explicar porque creo que a Darwin se le escapo una rama y es que algunos hombres descienden de otro animal ¿Se te ocurre alguno?.... pues ese mismo...

Y no sigo, porque aún estoy dolido... eso de mercado, me a calado hondo, y me voy a comprar pan... pero ojo, yo soy de los que regreso...

Cariños...

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