LA MUERTE ANUNCIADA DE UN TOMATE

Pues si audiencia estimada o estirada (en el sofá) de este tan nuestro programa de la hora de la siesta, el programa de destripes, casquería varia, chismorreos maliciosos, imagenes deprimentes ha terminado por fin de forma repentina y extraña. Bueno, no tan extraña si uno empieza a recordar con quien se estaban metiendo en demasía (uy, pensé que nunca usaría ese vocablo) (uy, que intelectualmente liberada me siento desde que ha terminado el programa). En fin, según parece una llamadita ha licuado el tomate dejando los restos y es que los intocables lo siguen siendo, ahora y siempre, exceptuando que salgan los tanques de nuevo a la calle (uy, no vamos a dar ideas que yo prefiero hacerlo por papeletas). Pues eso, adiós programa que sento bases pestilentes para programas clones, que marco un antes y un después en la crónica social-amarilla-rosa y marrón mierda, aunque yo tengo la esperanza de que cuando me quede sin curro (lo estoy meditando), o me jubile (con o sin pensión, eso es otro tema) querré tener mi propio programa que me entretenga la neurona, tengo derecho, lo reivindico y se que sera así...que le cambiaran el nombre, le peinaran el decorado, le pondrán un poco de perfume pero sera el mismo lobo con piel de cordero. Mientras tanto, a mi que tomates me importa si yo a esas horas estoy trabajando.

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