JORDANIA - DIA 1º

DIA 1º BARCELONA - AMMAN - CASTILLOS DEL DESIERTO

Corría el agosto del 2005, y nos fuimos a Jordania, que después de Túnez y Marruecos, es otro país musulmán que vive en relativa paz y se puede visitar por un módico precio. Como que ya hace bastante tiempo de este viaje, y mis neuronas están ocupadas en procesar que voy a cumplir pronto 30 años, perdonadme si no soy muy detallista. El viaje empieza en la zona desértica del este de Jordania, donde se alzan unas construcciones de la época omeya, en la denominada “Ruta de los Castillos del Desierto”. No conocía aun los encantos de Jordania, solo de oídas me atraía la idea de ver Petra y el Mar Muerto, así que ya iba un poco escéptica sobre todo lo demás, porque no tenia ni idea de los encantos monumentales y en general turísticos que nos podía ofrecer el Reino Hasemita. Y la verdad es que las primeras visitas a estos castillos de una arquitectura poco depurada, ruda y primitiva, me dejaron bastante decepcionada, solo deseando que aquello mejorara con el paso de los días. Visitamos Qasr el-azraq, Kharraneh, Qasr amra, castillos o más bien almacenes que abastecían y daban seguridad a las caravanas del desierto.

QASR AL-AZRAK

Los nabateos fueron los primeros en levantar una fortaleza en el actual emplazamiento del castillo. Las inscripciones más antiguas están dedicadas a los emperadores romanos Diocleciano y Maximiano, en los periodos comprendidos entre 285 y 305. En 744 sirvió de refugio a Walid II, a finales del califato omeya. Mas tarde, hacia 1236, fue construido por Izz ed Din Abu, según consta en otra de las inscripciones de la entrada. Sin embargo, su fama la debe a Lawrence de Arabia, que junto al rey Faisal instalo en este castillo su cuartel general en 1917 durante la revuelta árabe contra los turcos. En la puerta de entrada principal, una inscripción en latín y algunas fotografías del famoso Lawrence sirven de reclamo a los turistas. Llamado también castillo azul, por el color azulado de las rocas basálticas empleadas en su construcción. El castillo defendía la zona de las posibles invasiones de las tribus del desierto de Arabia. Y dada su posición estratégica en torno al oasis de Azraq, se convirtió en el principal baluarte defensivo de la región al dominar las fuentes de agua potable. En la arquitectura del castillo destaca una puerta monolítica de varias toneladas de peso, posiblemente producto de la dominación romana.

QASR AMRA

Construido hacia 705 por Walid I, qasr Amra sirvió a algunos califas árabes como lugar de descanso y recreo. En la entrada del recinto, muy cerca del palacete, se conservan los restos de una noria que se utilizaba para subir el agua de un pozo que llegaba a los baños del qasr mediante canalizaciones. Es una construcción abovedada (20 metros de largo por 13 de ancho), sin relieves ni molduras, pintada con frescos en su interior. Al entrar aparecen la sala de recepciones, dotada de tres naves; los baños (con tres salas: fría, templada y caliente), la sala de las calderas y una habitación de servicio. En la sala de las audiencias o recepciones, en una estancia contigua, se alzaba el trono califal. Las pinturas al fresco fueron descubiertas por Alois Musil en 1898 causaron sensación porque no se sospechaba que en el primer siglo del Islam los árabes consintieran en aceptar decoraciones con figuras humanas. Los expertos sostienen que se trata de monarcas vencidos por un califa omeya, y el hecho de figurar entre ellos don Rodrigo indica que los frescos se pintaron después de la batalla de Guadalete (711). En el caldarium aparece pintada la bóveda celeste con las constelaciones.




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