JORDANIA - DIA 5º





La traducción de WADI RUM, seria “valle de la luna”, el primer contacto con este singular desierto lo realizas a lomos de todo terrenos destartalados, conducidos por jovencísimos beduinos imberbes, es como si montaras un toro mecánico, y a mi que solo se me ocurrió llamar a mi conductor “Schumaker”, el niño se me crecía, con lo cual íbamos mas deprisa, cosa que hacia que nos comiéramos todo el polvo del camino, pero valió la pena soportar el traqueteo. Disfrutas de varios puntos claves, donde los todoterrenos paran, y dejas a un lado esa pista polvorienta de un tono rojizo excepcional. Visitas la Fuente de Lawrence de Arabia, tomas el te con los beduinos, visitas gargantas y desfiladeros, incluso te muestran antiquísimos grabados en la piedra con dibujos de los prehistóricos habitantes del desierto en sus quehaceres diarios. Después del primer contacto con el desierto es la hora de acomodarse en el campamento. De este singular enclave os diré que hay lugares comunes para las comidas, pista de baile con barra de bar incluida, y los baños. En otra zona vallada hay tiendas de plástico como si de un camping se tratara, y dentro unos camastros, así que no esperéis muchas comodidades, pero como experiencia no esta nada mal.

NO OS PERDAIS:


La puesta de sol, os intentaran vender la excursión, pero con un par de “mochilas” bien puestas y sin perder la noción de donde esta el campamento os aconsejo una escapadita por libre en grupillo. Ha sido una de las experiencias más excitantes en cuanto a vibrantes, con fuerza y cargadas de libertad que he hecho por estos mundos. Subid las montañas rocosas que os encontrareis, y luego saltad en caída libre a las inmensas dunas rojas, es una descarga de adrenalina acojonante. Cuando estéis rendidos, sentaros y esperad que el sol dance hasta ponerse en el horizonte. Sencillamente espectacular. Aun mis zapatillas, después de algún que otro viaje mas, siguen impregnadas del polvo rojizo.


El cielo estrellado, por la noche después de la cenita de delicioso cordero, fumaros vuestra argila a pleno pulmón y cuando la fiesta beduina no de más de si, salid del campamento, sin luces y tumbaros a contemplar las estrellas. Segunda vivencia que me enmudeció en un día, abrumador ver aquel espectáculo en el cielo. La oscuridad había desaparecido y en nuestras cabezas se extendía una inmensa autopista de estrellas, una nebulosa blanquecina gigantesca con millones y millones de estrellas que brillaban, tintineaban ante nuestra mirada emocionada, no te podías mover, no podías articular palabra, solo disfrutar del espectáculo. Es demencial, brutal, apocalíptico, inmenso, maravilloso, infinitamente hermoso, nunca se me olvidara, que minúscula me sentí pero a la vez sentí que formaba parte de un inmenso plan.


Las huellas al amanecer, aprovecha las primeras horas, madruga, y vete a pasear por fuera del campamento, antes de que el viento se levante, y observa la diversidad de huellas de animales que puedes encontrar. Serpientes, roedores, lagartijas, pájaros y todo tipo de insectos fueron pasando y dejando sus huellas en la arena durante la noche y la madrugada, te sorprenderá la variedad de vida “invisible” que reside en esas arenas. Otro momento que me regalo la naturaleza, casi nada.

OTRAS OPCIONES: la noche en el desierto es opcional, por lo que otros viajeros escogieron otros destinos, y según volvieron sus experiencias no se podían comparar con la nuestra.


Aqaba, en el Mar Rojo es bonito pero solo 1 noche no te deja disfrutar del lugar, no puedes bucear por el problema de la compensación, así que solo te queda ir de tiendas, y chapotear, y el sabor que te llevas es el de haber pasado un día en Lloret de Mar o Benidorm, tirando a mas cutre si cabe.

Damasco, en Siria el destino merece la visita y es muy “tentador” estar tan “cerca” y no ir, pero quien mucho abarca poco aprieta, así que son demasiados kilómetros conduciendo al estilo árabe, para visitar deprisa y mal el casco antiguo y el zoco de Damasco, que bien valen otro viaje. La gente en general llego a pasar bastante miedo en la carretera, arriesgaron demasiado, según sus comentarios, aquí lo dejo.


ADVERTENCIAS:

No perdáis nunca de vista el campamento cuando os adentréis en el desierto.

La noche en el desierto es muy fresca, llevad algo de abrigo.

Cuidado al volver al campamento, recordad que las tiendas se sujetan con cuerdas y estacas, no tropecéis, es aconsejable llevar una linterna.


Es jodido pero he perdido las fotos de esos días en el desierto, que jugarreta del destino, suerte que me impacto tanto que lo lleva en la retina ya desde hace años, de momento, eso nadie me lo puede quitar. Adjunto fotos prestadas de la red, son escenarios muy parecidos o casi idénticos a los que os relato.


Comentarios

Entradas populares de este blog

LUGANO

Repican las campanas, he vuelto