Restaurante de comida, decoración y música muy muy mexicana, donde antes encontrábamos el antiguo “Medievo” de Barcelona. Siempre hay cola, así que mejor reservar, porque sus ingredientes y platos son exquisitos con una amplia variedad, donde el chorizo con queso fundido esta de vicio. El detalle de la música no ha sido mencionado en balde, porque es su mayor desventaja, así como la escasa luz de la cantina. Vamos que entre que comes medio a ciegas y sales con el gusanillo del oído sin sentido, la noche es inolvidable. Creo que alguien mas que yo debería llamarles la atención sobre el aspecto musical, realmente salimos sin tomar postre por el agobio y dolor de tímpanos que sentíamos, una pena porque seguro eran deliciosos, pero así solo consiguen espantar a la clientela.
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