NOS INVADEN
Miles de cocodrilos han invadido en los últimos años el Lago Nasser, la gran presa de agua dulce que gobierna el río Nilo al sur de Egipto, y hacen la vida imposible a las familias de pescadores que faenan en sus aguas, porque son capaces hasta de robarles. Pueden comer hasta 60 kilos de pescado al día, han vivido siempre en el Nilo, pero su número ha crecido enormemente en los últimos quince años. En verano, por culpa de la evaporación del agua, el cocodrilo tiene que sumergirse al fondo del pantano para poder comer, pero -según los pescadores- muchas veces prefiere morder directamente en las redes llenas de los barqueros para hacerse con alimento de forma más rápida. Aunque los pescadores intentan ahuyentar a los reptiles a golpe de remo, deben ser muy cautos, pues con un solo golpe de su potente cola, el cocodrilo puede partir una 'faluca' (pequeña embarcación a vela) en dos mitades.
Por otra parte se considera que estas quejas son infundadas y las explica como un intento de los pescadores de permitir que las autoridades levanten la veda a la caza del cocodrilo. Egipto es signatario de la 'Convención de Seattle', que prohíbe la caza de este mítico reptil, que en su edad adulta puede alcanzar los 4 metros de longitud y pesar hasta 400 kilos. Su carne, pero sobre todo su cotizada piel, los hace mucho más rentables que el resto de fauna que puebla el lago. Según se ha podido comprobar, la caza ilegal de cocodrilos existe, y crías de este reptil se ofrecen clandestinamente a la venta a los escasos turistas que visitan los templos rescatados de las aguas del Lago Nasser. Los vendedores no son otros que los guardianes de los propios templos, funcionarios que ganan un mísero sueldo. El cocodrilo ya mereció tratamiento de dios en el antiguo Egipto: con el nombre de Sobek, una figura humana con cabeza de reptil, era el dios benéfico creador del propio Nilo, dios de la fertilidad y la vida. En pleno siglo XXI, los egipcios, al menos los del Lago Nasser, ya no lo veneran; solo los turistas sienten la fascinación por ese gran reptil.
Por otra parte se considera que estas quejas son infundadas y las explica como un intento de los pescadores de permitir que las autoridades levanten la veda a la caza del cocodrilo. Egipto es signatario de la 'Convención de Seattle', que prohíbe la caza de este mítico reptil, que en su edad adulta puede alcanzar los 4 metros de longitud y pesar hasta 400 kilos. Su carne, pero sobre todo su cotizada piel, los hace mucho más rentables que el resto de fauna que puebla el lago. Según se ha podido comprobar, la caza ilegal de cocodrilos existe, y crías de este reptil se ofrecen clandestinamente a la venta a los escasos turistas que visitan los templos rescatados de las aguas del Lago Nasser. Los vendedores no son otros que los guardianes de los propios templos, funcionarios que ganan un mísero sueldo. El cocodrilo ya mereció tratamiento de dios en el antiguo Egipto: con el nombre de Sobek, una figura humana con cabeza de reptil, era el dios benéfico creador del propio Nilo, dios de la fertilidad y la vida. En pleno siglo XXI, los egipcios, al menos los del Lago Nasser, ya no lo veneran; solo los turistas sienten la fascinación por ese gran reptil.
Comentarios
¿ Te vas tu de vacaciones ?
Besos, Anna