LA CHICA DE BARRO
Hoy os hablare de otra habitante que puebla las mañanas del autobús urbano numero 6. De constitución es bastante grande, pero eso no impide que lleve sus vestidos floreados, complementos a juego, su pelo perfectamente peinado con su maquillaje. Es una chica que no se la razón, ahora seria especular, pero necesito decirlo para que os hagáis una idea. Es como si se hubiera quemado la cara y brazos que es la parte que se le ve, tiene una deformidad en la piel que es como si fuera una chica de barro que un día su madre olvido debajo la lluvia y la encontró medio deshecha en lágrimas.
Por las mañanas ya vas un poco tocado por todo, pero esa imagen por muchos que quieras hacerte el fuerte, te impacta y te revuelve. Pero su entereza, sus ganas de no esconderse, de vivir la vida, de compartir la experiencia (aunque pésima) de subirse a un autobús en hora punta como el resto de mortales, la hace más valiente, porque no dudo que se lo hayan puesto difícil en su vida, y todo por un día de lluvia, y un olvido.
Por las mañanas ya vas un poco tocado por todo, pero esa imagen por muchos que quieras hacerte el fuerte, te impacta y te revuelve. Pero su entereza, sus ganas de no esconderse, de vivir la vida, de compartir la experiencia (aunque pésima) de subirse a un autobús en hora punta como el resto de mortales, la hace más valiente, porque no dudo que se lo hayan puesto difícil en su vida, y todo por un día de lluvia, y un olvido.
Comentarios
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¿Por qué no le hablas?...
Conocí la historia de una enfermera, que gran parte de su carrera, por así decirlo, la hizo atendiendo pacientes de barro...
La piel les queda así, de tanto arrancarle las vendas que la protegen, una y otra vez, en una tina de agua y sal, hasta que el cuerpo, curtido de dolor, te pone una piel de barro.
Y lo que es la vida, esta enfermera, no sobrevivió a la lluvia que se desató en su cocina.
Besos,
Anna