EL BLANDIBLUB
Que juguete mas simple, absurdo, asquerosamente divertido y repugnante por partes iguales. Y es que, quien no tuvo alguna vez esa masa viscosa de un verde sospechoso que emanaba un pestazo a plástico podrido. Y que bien te lo pasabas estirándolo, pegándolo en el techo, hasta que tenías la brillante idea de ponértelo en el pelo, o lo perdías durante días y te lo encontrabas lleno de pelusa. Había leyendas urbanas de cómo recuperar la textura de tan pringoso elemento, que si lavándolo en la fuente solo con agua, o quizás mejor con jabón, y si probábamos a meterlo en la nevera, pero ya nada era igual. Hoy en día, corre otra leyenda urbana que dice que por la red circula alguna receta casera de cómo crear tu propio blandiblub…¿ jugamos ?
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