ASIATICA TATUADA

13 de Junio, en una parada de bus cualquiera, en una calle cualquiera de Barcelona, aparece de repente una asiática menudita pero muy bien proporcionada, me atrevería a decir que es tailandesa, pero no lo podría asegurar. Es pequeñita, finísima de cuerpo pero con curvas, posee una larga cabellera negra y lisa que envuelve una cara de porcelana, hermosa como hacia tiempo no veía en una mujer. Ella espera con su rostro sereno el transporte publico, sus brazos rodean una bolsa de perfumería que acuna como a un capricho, que quizás hacia tanto tiempo anhelaba comprar, lo aprieta fuerte hacia si, abre la bolsa e intenta olfatear su gran tesoro, aun envuelto. Viste sencillamente pero toda ella destila elegancia con un punto de arrogancia, dulzura, pasión, deseo, amor, pero hay algo que más que hacerte desear estar con ella por todo eso, hubiera pagado para que me contara su vida. Quizás vuelvo a errar pero esa mujer poseía una alma castigada por un pasado de lo mas sórdido que puedes tu imaginar, su visión me remontaba a esas películas odiosas de burdeles asiáticos cuando la guerra de Vietnam, o situaciones menos peliculeras, como vemos en documentales, los numerosos burdeles de Tailandia, o cuando leemos libros sobre geishas. Y ya no poco embelesada me tenia, cuando me acabó por desarmar su gran tatuaje, una enorme mariposa bastante visible entre los dos senos. Una hermosa, gran y abierta mariposa, que como su dueña, hermosa y cautivadora por fuera, tenia un pasado mas cercano al mundo de los gusanos.

Aviso de la autora: cualquier parecido con la realidad es pura casualidad (siempre había querido decirlo)